Por nuestra experiencia, no existe un perfil claro del maltratador ni se puede encuadrar en un determinado nivel cultural o socio económico. Hay maltratadores que pertenecen a lo que podríamos llamar “clase alta” o acomodada, y maltratadores incardinables en lo que conocemos como clase trabajadora.
Sin embargo sí hay algo cierto: El maltratador no es un enfermo mental que no sabe lo que hace.
La violencia es una conducta aprendida. Es muy probable que quien ha convivido con el maltrato de género en el seno de su familia y durante su infancia termine por desarrollar conductas violentas hacia las mujeres. No se trata de afirmar que el hijo de un padre maltratador sea en el futuro otro maltratador, o que la hija de una mujer maltratada sea en el futuro otra maltratada, pero sí es posible que aumente las posibilidades, en un sentido o en otro, al haber interiorizado como normales conductas violentas.
Tampoco existe un perfil definido de la mujer maltratada; encontramos víctimas de maltrato en todos los estratos sociales con independencia de su nivel cultural, económico, social o profesional.
Si bien no existe un perfil claro ni del maltratador ni de la maltratada, sí se constata la existencia de unos síntomas característicos en la mujer víctima de violencia de género. Así:
- Normalmente tiene una baja autoestima, un bajo concepto de sí misma. Es probable que se sienta inútil.
- Suele mostrar signos de ansiedad, angustia o incluso miedo (el pelllizco en la barriga...). Tiene una baja productividad laboral y suele faltar al trabajo.
- Cree que es la culpable de su situación. Incluso puede llegar a sentir admiración por su agresor.
- Si un tercero es testigo de algún episodio de maltrato suele disculpar a su maltratador con excusas del tipo “él en realidad no es así, es que está muy nervioso, es que trabaja mucho y está estresado” etc.
- Poco a poco abandona su círculo de amistades, incluso familiar y deja de relacionarse con los demás
- Puede tener adicciones, desórdenes alimenticios, mala memoria.
- En los casos de maltrato físico presentará lesiones frecuentes que justificará diciendo que ha sufrido un accidente.
- En los casos de parejas de jóvenes o de adolescentes, es posible apreciar un brusco cambio de comportamiento en la chica.
Por otra parte es frecuente que un maltratador, después de una agresión física o psíquica a su pareja, actúe con absoluta normalidad, como si nada hubiera pasado; es posible también que se muestre terriblemente arrepentido. Incluso puede deshacerse en llanto, pedir perdón o decir que nunca lo volverá a hacer.Esta fase se conoce como de «luna de miel». Ante esta situación hay que tener claro algo: El maltrato, una vez que se ha producido, tiende a repetirse y a crecer en intensidad.
¿Se puede detectar una situación de violencia de género, incluso en su estadio inicial?
No es fácil; pero hay una serie de elementos que nos deben llamar la atención sobre una posible situación de maltrato:
- En primer lugar, obviamente, los signos de agresión física. Si te pega no te quiere. Si abusa sexualmente de ti no te quiere. Es así de simple. Sin matices.
- El maltrato psicológico puede ser más difícil detectar. No obstante debemos estar atentos si un hombre:
- Grita con frecuencia a su pareja
- Se burla de ella frecuentemente y la critica, la humilla, la insulta o la amenaza, incluso en público.
- Controla las amistades de su pareja o la aísla de su circulo social o familiar.
- Controla su vestuario.
- Toma decisiones sobre la familia o la pareja sin tener en cuenta su opinión
- Controla o restringe el uso del móvil de su pareja.
Si alguna mujer se ve reflejada en lo que acaba de leer, o cualquiera de nosotros sabe de alguien que responda a estos síntomas, casi con total seguridad está padeciendo o siendo testigo de una situación de violencia de género. Y debe actuar de inmediato. Puede denunciar su situación o puede llamar enseguida al teléfono 016 donde se le prestará ayuda. Es un número que no deja rastro en la factura telefónica.